
El argentino quedará como reemplazante de Sainz o Albon en caso de que no puedan correr un Gran Premio. Dividirá su tiempo entre la fábrica y las pistas, con mucho trabajo en el simulador y acciones de marketing
Cuando debutó en la Fórmula 1, Franco Colapinto pensó en tomar esa butaca con las dos manos y no soltarla más. Pero los deseos no son fáciles de convertir en realidad en ese descarnado mundo del que empezó a formar parte hace casi cuatro meses.
Williams no podía ofrecerle un lugar como titular, porque ya tenía contratos firmados con dos de los pilotos más fuertes de la parrilla -Alex Albon y Carlos Sainz-, y el resto de los equipos con alguna vacante (Sauber, Alpine, Racing Bulls y Red Bull) apostaron por novatos que ya formaban parte de sus propias academias.
En definitiva, el alto precio que le puso a su cabeza James Vowles -el rumor instalado es de 20 millones de dólares- dejó al argentino en un rol secundario aunque muy demandante: el de reserva de la escudería británica.
Qué representa ser un piloto de reserva
En primer lugar, el obvio: estar disponible para reemplazar a algun de los titulares en caso de lesión o indisposición. Albon y Sainz tienen antecedentes recientes, ambos por apendicitis: el tailandés la sufrió en el Gran Premio de Italia 2022 y el español, en el de Arabia Saudita 2024.
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