
La votación en general obtuvo 37 adhesiones y 35 rechazos. La jornada maratónica continúa con el tratamiento de cada título del proyecto.
En una ajustada votación, que obligó a la vicepresidenta Victoria Villarruel a aplicar su facultad constitucional de desempate, y luego de trabajosas y vertiginosas negociaciones políticas, el Gobierno logró aprobar en el Senado la denominada de Ley Bases. El proyecto, que la administración de Javier Milei considera como piedra fundacional legislativa de su gestión, volverá en segunda revisión a la Cámara de Diputados, que sólo podrá aceptar los cambios introducidos por la Cámara alta o insistir en el texto que aprobó en la sesión del pasado 30 de abril.
En un debate inédito desde la recuperación de la democracia en 1983, la vicepresidenta debió desempatar en otras dos ocasiones durante la discusión en particular. En ese tramo del debate, el oficialismo logró la mayor cantidad de votos para aprobar el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), uno de los títulos más preciados por el Poder Ejecutivo. Lo consiguió gracias al apoyo de los senadores kirchneristas Sandra Mendoza (Tucumán), Carolina Moisés (Jujuy) y Guillermo Andrada (Catamarca), que se desmarcaron del rechazo del resto de la bancada de Unión por la Patria.
El primer desempate de Villaruel fue clave, ya que terminó definiendo la votación en general y evitó, así, que la iniciativa fuera rechazada por el Senado. El momento culminante llegó tras trece horas de un extenuante debate, cuando en medio de la expectativa de todos los presentes en el recinto, el tablero de la Cámara alta marcó 36 votos a favor y 36 en contra.Tal como lo establece el reglamento, se volvió a practicar una nueva votación que volvió a finalizar empatada. Fue entonces qe la vicepresidenta rompió la paridad dándole el visto bueno al proyecto.
“Por esos argentinos que sufren, que esperan, que no quieren ver a sus hijos irse del país, para esos argentinos que quieren recuperar el orgullo de ser argentinos, mi voto es afirmativo”, sentenció la vicepresidenta antes de romper la paridad, en medio de los reclamos a viva voz de la bancada kirchnerista, que se oponía a que Villarruel fundamentara su voto.
Afuera, en las inmediaciones de un Congreso cercado por las vallas policiales y en el que imperó por varias horas un smog artificial por la dispersión de los gases lacrimógenos, las fuerzas de seguridad habían protagonizado durante la tarde serios enfrentamientos con manifestantes de los gremios kirchneristas y de partidos de izquierda, que se movilizaron en rechazo a las iniciativas que impulsa el Poder Ejecutivo.
Con tan sólo siete legisladores, menos del 10% del total de los 72 senadores, el Gobierno alcanzó la aprobación en general de la Ley Bases gracias al aporte de un mosaico político integrado por la UCR, Pro, peronistas disidentes y fuerzas provinciales, que destacaron la necesidad de darle al Poder Ejecutivo las herramientas que necesita para llevar adelante la administración, pero no sin criticarle a Milei sus modos políticos, en particular la virulencia en sus declaraciones, y advertirle que llegó la hora de empezar a mostrar resultados.
El principal peso del rechazo a la iniciativa lo aportó el kirchnerismo, que logró alinear a sus 33 senadores detrás de la impugnación a un Gobierno al que responsabilizaron por la caída en el poder adquisitivo de los salarios y por el aumento de precios, de la pobreza y del desempleo. A ellos se sumaron el voto en contra de santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano.
Los santacruceños protagonizaron un hecho curioso. Tras perder la votación en general, se fueron apurados del recinto. Si se hubiesen quedado, el Gobierno hubiese perdido la votación del artículo que le otorga una amplia delegación de facultades legislativas.

También votó en contra el radical Martín Lousteau (Capital), autor de un dictamen alternativo al proyecto del oficialismo. El presidente del Comité Nacional del centenario partido volvió a quedar a contramano de su bancada, que preside Eduardo Vischi (Corrientes), y a votar junto al kirchnerismo como ya lo hizo cuando apoyó el rechazo al DNU 70/23, a mediados de marzo pasado.
“Hace seis meses tenemos un gobierno que generó un contexto muy complicado para pedirnos estas herramientas”, afirmó Juliana Di Tullio (Buenos Aires), quien denunció que durante el debate de la iniciativa en el Senado “se normalizaron las extorsiones, las negociaciones”. “No está bien que se canjeen votos, está mal, ensucia esta sesión y ensucia la discusión espantosamente”, remató.
La respondió en el final del debate el jefe del bloque oficialista, Ezequiel Atauche (Jujuy). “El Gobierno de Alberto Fernández nos dejó con la peor inflación desde el regreso de la democracia, nos dejó con una deuda bruta de 90.180 millones de dólares, que se los gastaron, desaparecieron mágicamente”, replicó el libertario. “Ibamos hacia una catástrofe económica y social”, agregó. LaNación.

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