
“No se esperaba el sello por exceso de azúcar en los yogurts o cerealitos frutales y es una novedad para los consumidores que esos productos tengan exceso de azúcar casi igual que un caramelo”
La Ley de Etiquetado Frontal (Ley de Promoción de Alimentación Saludable Nº 27.642) busca “garantizar el derecho a la salud y a una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible, para promover la toma de decisiones asertivas y activas y resguardar los derechos de las consumidoras y los consumidores”.
Desde que la norma entró en vigencia, hace un año, la industria alimentaria comenzó a adecuarse a la nueva normativa que busca advertir a la población en los envoltorios de los alimentos con excesos de componentes que pueden ser nocivos para la salud como azúcares, sodio y grasas saturadas, entre otros.
“La ley de etiquetado frontal es una gran herramienta para los profesionales de la salud porque antes debíamos explicar que tal producto parecía bueno, pero no lo era tanto; y ahora, con el sello de advertencia, el consumidor ya sabrá que tal producto tiene exceso en azúcar o tal producto que pensaba que era bueno, en realidad, no lo era como parecía”, explicó a Elonce la nutricionista Laura Larrateguy.
Y agregó que, a través de la normativa, “también se insta a la industria a mejorar sus productos porque si el fabricante no quiere que tenga ese sello y las personas no dejen de consumirlos, deben reformular esos productos para que sean más saludables”.
“La ley de promoción de la alimentación saludable tiene muchas aristas que nos van llevando a que, como consumidores, primero, podamos ejercer nuestro derecho a saber qué estamos consumiendo –porque hasta ahora no lo sabíamos; segundo, que cuando se hagan compras desde el Estado y en las escuelas sea de productos saludables; y el último eslabón es que, si el producto no era bueno para el consumo humano, los fabricantes mejoren sus productos por otros más nobles y saludables”, especificó la profesional en relación a los objetivos de la ley de etiquetado frontal.
Y en ese sentido, explicó: “Era obvio que las gaseosas y los snacks iban a tener el sello por excesos de grasas y sodio, pero no se esperaba encontrar ese sello por exceso de azúcar en los yogurts o cerealitos frutales que son para consumo infantil y es una novedad para muchos consumidores que esos productos tienen exceso de azúcar casi igual que un caramelo”.
“La norma apunta a dejar de engañarnos al decir que estamos ante un producto saludable y a garantizar el derecho de saber qué es lo que uno está comiendo”, sentenció Larrateguy.
En la oportunidad, la nutricionista indicó que, “como todo cambio tiene un primer rechazo, pero será hasta que uno tome consciencia de que lo están advirtiendo”. “Después estará en cada uno si decide consumir o no esos productos”, remarcó.

Consultada a Larrateguy sobre qué falta para el cumplimiento pleno de la normativa, ésta refirió que “falta que las multinacionales, sobre todo, una marca muy conocida de golosinas, pongan los sellos en sus envases”. “Y hay quienes, desde la política, se quejan porque se rompió con la estética de los envases, pero qué importa más, la salud de la población o la estética del envase”, se preguntó.
Finalmente, recomendó “no comprar los productos que tienen el sello y buscar qué otra alternativa hay para reemplazarlo o evaluar qué tan necesario era ese producto para dejar de consumirlo”
Fuente: elonce.com
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