

El último día de 2020 Daiana, 26 años, pensó que sería su último día en este mundo: mientras afuera se organizaban festejos, y juntadas, y se horneaban lechones, y se enfriaban las sidras, ella estaba envuelta en el espanto. Carlos José Cervín, su expareja, padre de su hija de 4 años, la tomó del cuello con tanta furia que perdió el conocimiento. «Me dejó incociente», dice al recordar aquel día.
Entonces no lo denunció. Había estado en pareja con Cervín durante seis años, tenían una hija en común pero la relación no funcionaba. Daiana decidió separarse. Estaban distanciados cuando Cervín la esperó ese día a la salida del trabajo, una clínica de Rosario del Tala donde es enfermera: el 14 de marzo de 2021. «Me agarró de sorpresa a la salida de mi trabajo. Me apuñaló con algo que tenía, me apuñaló en la panza. Como yo no quería ir con él, me agarra del cuello y me punza con algo que tenía. Me llevó 16 cuadras caminando, sangrando. Llegamos a su casa y ahí me tuvo cautiva durante seis horas», recuerda.
En ese segundo episodio denunció: fue a la Policía, la examinó un médico, anotició en su trabajo de lo que le había pasado, puso al corriente a los suyos. Se abrió una causa penal: los fiscales Emilce Reynoso y Federico Uriburu llevaron adelante la investigación y el caso se discutió ante un jurado popular, en el Club Talense, de Rosario del Tala. A Cervín le imputaron los delitos de Homicidio en grado de tentativa calificado por ser cometido contra persona con quien mantuvo relación de pareja y mediar violencia de género, y Privación ilegítima de la libertad agravada por amenazas y violencia, lesiones leves en concurso real.
El viernes 12 de agosto, Daiana viajaba desde Concepción del Uruguay -donde está estudiando para obstetra- hasta Rosario del Tala y se enteró la mala nueva: el jurado popular había declarado «no culpable» a Cervín, y todo volvía a fojas cero. Su agresor quedaba libre, su caso no prosperaba, la justicia era para ella un asunto ajeno, en manos de otros.
El juez técnico Mariano Sebastián Martínez, vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concepción del Uruguay, referendó el veredicto. Se lo avisaron por mensaje de whatsapp. No había querido estar en la sala donde se desarrolló el juicio. Ni ese últimó día ni las jornada previas. Sólo estuvo cuando declaró y ese día pidió que el acusado no estuviera. «No me lo quería cruzar», explica.
No esperaba ese fallo. Nunca lo imaginó. «Quedé perpleja», cuenta. «Fue como un baldazo de agua fría», concluyó y entonces pensó en encerrarse como ahora, literalmente, lo hace: traba las puertas, cierra las ventas, algo la lleva a pensar que el peligro la acecha. Sabe que Cervín abandonó Rosario del Tala, pero a ella el miedo se le pegó en el cuerpo. Pensaba que iba a poder con todo, con el miedo también. Pero después pidió ayuda terapéutica a psicólogos y psiquiatras. Esos mismos profesionales fueron las que la empujaron a querer firmar la apelación a ese fallo adverso. «Me ayudaron bastante en la decisión que tomé de seguir con esta causa», anuncia.
El Ministerio Público Fiscal quiere que la Cámara de Casación Pënal de Concordia revise el fallo del jurado popular, aún cuando la Ley de Juicios por Jurados vela la posibilidad de revisión de esas decisiones. Por eso, el camino será un recurso de inconstitucionalidad contra ese apartado de la norma.
-¿Sabés por qué lo declaron no culpable y lo dejaron libre?
-No sé. Dicen que faltan pruebas. ¿Pero qué pruebas quieren? ¿Quieren verme muerta? Necesito que entiendan que me quiso matar, que me quiso ver muerta. Dos veces me pasó. Denuncié una vez; la vez anterior no lo hice. Ahora tengo miedo. Puede intentarlo una tercera vez. Por eso tengo siemprte la puerta cerrada con llave y las ventanas trancadas. Por más que me digan que ya se fue de la ciudad, que no va a volver a acercarse, yo pienso que sí: ya me fue a buscar una vez, me encontró y me lastimó. Antes me había querido matar también. La tercera, no la cuento. Yo sé que me va a buscar.
-¿Por qué lo pensas?
-Mirá, quizá ahora no pase, porque es todo muy reciente, pero cuando se entere que yo voy a seguir con esto, que voy a acompañar a los fiscales en la apelación, sí. Tengo los mensajes que me mandó: me dijo que si yo le hago algo, él se va a vengar, así esté encerrado en la cárcel. Y que lo voy a pagar yo y la persona que esté conmigo. Eso me ha dicho: ´Como vos me lastimes, yo te voy a lastimar a vos´.
Foto Ilustrativa
De la Redacción de Entre Ríos Ahora
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