
Hay serias contradicciones entre los dichos del jefe de dependencia y los subalternos con respecto al día en el que el comisario dejó de ir a la seccional. Desde la Jefatura confirmaron el cambio de comisario y durísimas sanciones para todos los implicados.
La desaparición de dos ametralladoras de la oficina del jefe de la comisaría de la localidad de Perugorría, desató un nuevo escándalo dentro de la fuerza provincial. La Justicia abrió una investigación en la que, en principio, todos son sospechosos, debido a las declaraciones incongruentes, tanto de los efectivos de la guardia, como del propio comisario, al que encima le robaron su propia campera. Ayer por la mañana hubo allanamiento y secuestro del libro de guardia. Abrieron sumarios masivos a todo el personal.
El episodio habría sucedió el fin de semana pero fue reportado recién el día miércoles a la Unidad Fiscal de Investigaciones de la ciudad de Curuzú Cuatiá, por parte del propio comisario Inspector Walter González, quien habría retornado de una licencia.
Según la información a la que tuvo acceso época, el jefe de la comisaría de Perugorría le dijo a la fiscal subrogante Cristina Gómez que estuvo en la dependencia hasta el domingo último y cuando regresó el miércoles, «notó la faltante de dos subfusiles FM k3, que guardaba dentro de un fichero, junto con un casquete que también robaron. Increíblemente, también se llevaron la campera del comisario», dijo la fuente inobjetable del caso.
El FMK-3 es un subfusil argentino de fuego selectivo, accionado por retroceso de masas, diseñado por Fabricaciones Militares en 1974. Es un arma calibre 9 mm, con posibilidad de 650 disparos por minuto. Sus cargadores vienen con capacidad de 25, 32, y 40 proyectiles.
El nuevo incidente causó malestar dentro de la Jefatura de Policía desde donde se ordenaron sumarios administrativos para todo el personal involucrado, el cambio inmediato de jefe de comisaría y no descartan el pase a pasividad de algunos efectivos.

Versiones cruzadas
En su denuncia formal el comisario indicó que los delincuentes habrían ingresado por una ventana que tiene en su oficina y que da directamente a la calle. Además que fueron directamente a donde estaban las armas y luego huyeron con otros elementos. Con esta versión el jefe policial llegó a la Justicia, pero de inmediato «surgieron algunas incongruencias demasiado llamativas. Ya que toda la guardia habría manifestado que el comisario Inspector González se había ausentado de la dependencia a su cargo ya desde el día viernes y no el domingo. Además, todo el fin de semana llovió copiosamente sobre Perugorría pero extrañamente en la oficina del jefe de comisaría no había nada de agua o barro, teniendo en cuenta que quien ingresó tuvo que haber escalado la ventana y dejar marcas en su ingreso. Para colmo, la guardia policial está pegada a la oficina del jefe, por lo que debieron haber escuchado los ruidos de la ventana forzada por los delincuentes, pero al parecer nada de esto sucedió», agregó la fuente consultada.
Allanaron la comisaría
El caso fue confirmado ayer por la Unidad Fiscal de Curuzú Cuatiá, quienes por la mañana se trasladaron hasta Perugorría para realizar un allanamiento en la dependencia policial, donde los funcionarios judiciales habría incautado el libro de guarida de la comisaría, donde quedan asentadas todas las novedades. Lo primero que intentará develar es si, en realidad, el comisario se fue el viernes como dicen sus subalternos, o el domingo, tal como lo mencionó él en su denuncia. La comisión judicial llevó a cabo otras pericias en las oficinas del comisario. La investigación recién comienza pero la gravedad del hecho ya obligó a dar una respuesta rápida desde la Jefatura y el Ministerio de Seguridad.
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